Alejandro Soliveres (FEMEVAL): “El fracaso forma parte del proceso de aprendizaje y no hay que demonizarlo”
Para cerrar nuestra ronda de entrevistas con los nuevos profesionales que se han incorporado como mentores a nuestro programa, entrevistamos a Alejandro Soliveres, Secretario General de la Federación Empresarial Metalúrgica Valenciana (FEMEVAL).
¿Qué le lleva a sumarse al programa de Mentoring de la Cátedra de Cultura Empresarial?
Era una asignatura pendientedespués de tantos años formando parte del Consejo Social, del patronato de Adeit y como miembro de la Cátedra de Cultura Empresarial. Y supone cerrar un círculo por la oportunidad que brinda ir de la mano con los emprendedores desde el principio, compartir sus inquietudes, aportar conocimiento y hacer un seguimiento real y cercano junto a ellos durante todo el proceso de puesta en marcha y de consolidación de sus proyectos empresariales.
¿Qué piensa que puede aportar como mentor?
Fundamentalmente la experiencia adquirida durante más de 30 años en la dirección de una organización empresarial como es FEMEVAL. Una entidad que, si bien es de carácter sectorial, tiene una perspectiva y una visión global sobre el mundo de la empresa y del emprendimiento.Además su funcionamiento es similar al de cualquier compañía. Es decir,tiene que mover a diario la maquinaria interna del personal, prestar servicios de valor añadido yconseguir la satisfacción de sus clientes que son nuestros asociados.
¿Es un reto nuevo o antes ya había participado en alguna iniciativa similar?
Es un desafío apasionante porque nunca había participado en una iniciativa similar. Hace muchos años tuve la oportunidad de ejercer como profesor en seminarios de formación jurídica organizados por la CEV, pero tenía un esquema clásico de formación. Así que confío disfrutar de esta fórmula de aprendizaje que favorece el desarrollo personal y profesional mutuo.
¿Qué cree que puede ofrecer el mentoring a un estudiante?
Cada estudiante tiene una formación académica distinta, un proyecto diferenciado y unas expectativas profesionales y personales también diferentes, por lo que no se puede generalizar. Pero sí hay un valor adicional que ofrece el mentoring que no se encuentra en la formación académica. Y es la ventaja competitiva que ofrece obtener información e interactuar dentro de un esquema no reglado con docentes no profesionales que les ofrecemos un punto de vista real sobre cómo funcionan las cosas y cómo resolver previamente los mismos o parecidos problemas a los que se enfrentan los estudiantes. Es una formación basada en nuestro conocimiento que puede ayudarles a evitar errores o, por lo menos, ofrecerles un abanico de posibilidades para solucionarlos.
En su caso personal, ¿dónde reside su auténtico valor?
Confío en poder ofrecer mi experiencia como gestor de una de las organizaciones empresariales más representativas de la Comunitat Valenciana. Hay mentores que son o han sido emprendedores y otros, como yo, que somos ejecutivos. Cada uno aportaremos nuestro saber hacer. En mi caso, pretendo transmitir, como he comentado antes, cómo es el día a día en la dirección de una patronal sectorial porque es una cualidad que cualquier emprendedor debe interiorizar para afrontar con éxito su futuro negocio. Además, mostraré cómo se ve el mundo del emprendimiento desde una organización empresarial, y cómo desde éstas se puede ayudar a los emprendedores a través de los servicios que ofrecemos o de los posicionamientos institucionales que mantenemos a favor de la figura del empresario.
¿Y qué puede aportar el estudiante al mentorizado? ¿Le habría gustado tener en sus inicios como empresario un apoyo de este tipo?
Lo primero, la frescura, inquietud, ilusión y ganas de sacar adelante un proyecto profesional, visto desde la óptica de la juventud. Y, sobre todo, la perspectiva que aportan las nuevas generaciones porque apuestan por negocios muy variados, y con un marcado componente innovador, ya que, en muchos casos, se trata de productos o servicios que actualmente no existen en el mercado. En las empresas se acometen constantemente nuevos proyectos y seguramente de ese ímpetu propio de la edad se pueden sacar conclusiones positivas.
Respecto a lo segundo, lógicamente si hubiera enfocado mi trayectoria al mundo del emprendimiento, me habría encantado haber podido contar con iniciativas así, con las que alguien, altruistamente ofrece su legado y su tiempo para enseñarlo a los demás.
Estamos viviendo un boom del emprendimiento, ¿cree que es positivo o puede generar falsas esperanzas al pensarse todo el mundo que puede emprender? Por otro lado, ¿considera que es una evolución natural del mercado de trabajo en España tras a la crisis o simplemente es el mismo fenómeno que se ha vivido antes en otros países?
El emprendimiento siempre es positivo si se enfoca bien: una buena idea, un proyecto de negocio, unos buenos socios, un plan financiero…Otra cosa es que luego resulte competitivo en el mercado o no. El fracaso forma parte del proceso de aprendizaje y no hay que demonizarlo, al contrario, debe servir para aprender de los propios errores.
Pero esto no debe llevar a pensar que todo el mundo puede llegar a emprender si no se pasa por un proceso de reflexión previa de lo que uno quiere hacer a nivel profesional y si se cree con aptitudes y actitud suficiente para ello.
Por otra parte, creo que el emprendimiento es un proceso propio de las sociedades avanzadas, un fenómeno global que posiblemente en España haya aterrizado más tarde que en otros lugares. Aunque puede dar la sensación de estar de moda, creo que ha venido para quedarse y que, además, eso es positivo.
Muchos de los jóvenes que emprenden hablan más de autoempleo que de emprendimiento y afirman que si pudieran, preferirían trabajar por cuenta ajena con una nómina más estable ¿Qué les diría para que no pensaran así?
Ese mismo debate se mantiene dentro de Femeval respecto a los hijos de los empresarios. Es difícil responder a la pregunta porque el autoempleo es más una salida laboral y el emprendimiento una vocación. Por tanto en el caso del autoempleo parece lógico no descartar la vuelta al empleo por cuenta ajena si se encuentran las condiciones adecuadas. Sin embargo, el emprendedor se va a plantear su negocio de una forma diferente.
En cualquiera de los dos casos, considero que hace falta fomentar las vocaciones empresariales en España, y eso pasa por establecer un desarrollo curricular docente desde la infancia que lo promueva y, lógicamente, por tener un escenario económico posterior que ayude y no criminalice esas vocaciones.
Incubadoras, congresos, programas de ayudas económicas, publicaciones especializadas, businessangels, programas de formación específicos, numerosas publicaciones, etc. ¿Son suficientes todas estas herramientas o el emprendedor necesita algo más que aún no se ha probado?
Todas las herramientas que ha citado están bien y, en cierta medida, pueden ser suficientes. Pero es evidente que el índice de supervivencia debería mejorar, sobre todo porque muchos emprendedores acusan mayores dificultades en la segunda fase del proyecto. Esto es, no tanto en su lanzamiento inicial sino en la consolidación y crecimiento posterior. Estoy convencido que las herramientas necesarias irán creciendo al tiempo que se consolide el concepto de emprendimiento, y que todo esfuerzo es poco en este sentido porque del emprendimiento actual tienen que salir grandes empresas del futuro.